Traducción: Fara González López
El
mundo corre a toda velocidad, gira a gran velocidad, vuela a través del
espacio alrededor del sol, y viaja con el sol a una velocidad
precipitada a través de la galaxia. La vida en la tierra también se
mueve con rapidez al igual que el cambio social y los descubrimientos
tecnológicos que ocurren a diario. Todo esto sirve para acelerar nuestra
mente tratando de abarcar la larga lista de desafíos desde maniobrar
con los correos electrónicos hasta mantenerse al día con facebook y
muchísimas otras exigencias que requieren respuesta. El
potencial para molestarse y reaccionar con irritación e impaciencia es
muy elevado y nunca ha sido más desafiante tratar de mantenerse
neutrales. Claramente estos tiempos en los que vivimos no son tiempos neutrales.
Adicionalmente cada día hay noticias que seguramente nos desequilibran
emocionalmente de alguna manera. Siria, Egipto, el cambio climático, la
deuda nacional, la bolsa de valores, la tasa de desempleo, el control
de las armas de fuego o la ausencia del mismo, y el estancamiento
político, son unos pocos de los temas susceptibles de hacernos
reaccionar con desesperación, enojo, frustración, ansiedad, temor o
tristeza. Cada vez que reaccionamos de esta manera contribuimos sutilmente a un mal sueño del cual no creemos que iremos a despertar.
Todas y cada una de las formas de resistencia tienden a reforzar el
status quo. A veces cuando señalo esto los oyentes (generalmente
guerreros), reaccionan con frustración y enojo. “¿Bueno, que se supone
que haga, que no me preocupe por nada?” responden sarcásticamente. “Si
no me intereso, nada cambiará. Tienes que luchar por lo que quieres, no
mantenerte ajeno o pasivo”. Cómo la mayoría de las personas están
hechas para la acción, ésta es un área natural de confusión. Ser neutrales no significa ser pasivos o retraídos o ajenos, significa no hacer nada para contribuir aún más al problema.
Así que ésta es una gran área de equivocación y aquí quizás yo pueda
contribuir a aclarar la confusión en aras de que puedan entender la
mecánica de la transformación y puedan dedicarse a terminar con la vieja
pesadilla de manera más efectiva.
Comencemos
con un área que es sin duda un sinsentido. Como seres humanos
naturalmente buscamos explicaciones y razones con respecto a cómo nos
sentimos. Aquí hay algunos ejemplos: “Tú me haces feliz”. “El me hizo
enojar”. “Ella me puso triste”. “Las noticias me deprimieron”. “Ese
lugar me asusta”. “Ese tipo en el trabajo me está volviendo loco”. A
primera vista estas frases parecen naturales y correctas. Las cosas nos
suceden y reaccionamos a ellas y así es como es. Esa es la vida. Lo
que sucede es que eso es totalmente incorrecto de acuerdo con una forma
chamánica de ver las cosas. La
verdad es que nada puede hacernos sentir de cierta manera a menos que
ya nosotros nos sintamos de esa manera en nuestro interior. “Ese tipo me hace enojar” porque hay enojo en mí. “Esa mujer me puso triste” porque hay tristeza en mi.
“Ese sitio me asusta” porque hay temor en mí. Los iguales se atraen así que atraemos las circunstancias que se corresponden con aquello que llevamos dentro de nosotros.
La razón por la cual ese tipo fastidioso se apareció en mi vida es una
consecuencia del hecho de que yo llevo el fastidio dentro de mí. La
razón por la cual sucedió ese evento que pareciera haberme entristecido
es porque había tristeza en mí. Yo lo atraje a través de la resonancia. Por lo tanto primero es ver eso y detener el proceso de culparse y en su lugar asumir la responsabilidad por todo lo que ocurre. Este es el real camino hacia el poder. La alternativa es el camino real hacia la victimización.
Pueden quejarse de esto todo lo que quieran, vociferar y rabiar y
discutir pero sin beneficio alguno. Esta es la manera en que funciona
para nosotros los humanos y hay una sola salida: asumir la responsabilidad. Así
que esa esposa desagradable te ha vuelto loco. Es mejor que mires de
nuevo. ¿Por qué llegó a tu vida? Y ese trabajo terrible que es tan
frustrante. Tu amigo no tiene ese empleo pero tú sí. ¿Cómo acabaste con
ese empleo y no tu amigo? ¿Y qué hay respecto a esos eventos mundiales
sobre los cuales parece que no tienes control como es el caso de un
grupo de niños expuestos a gases tóxicos en otro país? Verdaderamente es
una atrocidad que tú no cometiste. Pero estaba en tu sueño de la
realidad. Por lo tanto todos somos asesinos, todos somos desertores,
todos somos traidores, y todos somos completamente idiotas. Sí, si somos humanos somos cada una de esas cosas, nos guste o no. Por
otra parte todos somos héroes, heroínas, valientes, brillantes,
amorosos, extraordinarios y más. Ahora, ustedes se podrían preguntar
“¿si mi hermana me enoja y eso ya estaba en mí, entonces como es que eso
llegó a mí en primer lugar?” Ah, esa es una buena pregunta.
El Digno Oponente
En la comprensión chamánica, la vida es un juego desarrollado por nosotros para una serie de propósitos.
Si el origen del universo es un ser perfecto y este ser perfecto nos
creó a nosotros entonces nosotros también somos perfectos. Entonces, qué
estamos haciendo en cuerpos humanos en un planeta desconocido luchando
con la enfermedad, la pobreza, la guerra, los problemas sociales, la
muerte y un grupo de emociones negativas. No tiene sentido, a menos que
ustedes acepten la teoría de que somos pecadores caídos pagando nuestra
maldad. En el entendimiento chamánico eso no tiene sentido porque no hay
poder en esa historia, es solo una figura de un dios patriarcal que nos
envía rayos relampagueantes a nosotros como chicos y chicas malas y un
diablo que nos persigue.
No,
esa es una explicación infantil de esta vida y una no muy buena por
cierto. La otra explicación es que en la infinidad del gran misterio
hemos elegido jugar un juego de poder y pérdida. Este juego nos enseña
muchas cosas y es tan real que parece ser totalmente creíble. Cómo
todos los buenos juegos este tiene formas de ganar y formas de perder y
el hecho de que pareciéramos perder en grande hace el juego aún más
fascinante. Desarrollamos una personalidad paralela, falsa, un oponente que trata de evitar que ganemos a toda costa. Este
oponente nos conoce de adentro afuera. Conoce cada debilidad, cada
punto vulnerable, cada truco en el libro para seducirnos y distraernos
de nuestro objetivo de recordar quienes somos. Es un experto en cada aspecto de cada uno de nosotros. Esto es a lo que los chamanes llaman un digno oponente,
algo lo suficientemente poderoso para darnos una tunda, un oponente que
exige nuestro respeto. Esto es a lo que los chamanes denominan el parásito, también conocido como ego y como la falsa personalidad. Fue construido nada más y nada menos que, por nosotros.
Es por eso que la historia clásica de Frankestein creando su monstruo
es tan fascinante. El científico Frankestein construyendo su monstruo es
cada uno de nosotros.
El digno oponente o rival que nosotros creamos es un robot construido magistralmente con inteligencia artificial. Él
nos toma prestada nuestra inteligencia. De hecho toma todo prestado de
nosotros, incluyendo nuestro Chi, nuestra energía de vida, nuestra
intención, y nuestra motivación y los utiliza a todos contra nosotros.
Es el oponente perfecto y no quiere que finalice el juego que estamos
jugando porque cuando termine, termina su papel y desaparece y eso es
exactamente lo que le sucederá algún día. Así que pudieran decir que
está muy motivado para vencerlos una y otra y otra vez. Esta
falsa personalidad parásita es tan exitosa que la mayoría de las
personas no tiene idea de cuán destructiva es a los efectos de su
percepción. Es un hipnotizador de clase mundial y se apropiará de
cualquier cosa y de toda cosa para mantener su dominio del universo
físico. Lo hace mediante la introducción de la tristeza, el enojo, el
temor y la larga lista de emociones reactivas que entonces hacen que
atraigamos más de ellas hacia nosotros.
Durante
siglos, este parásito ha sido capaz de convencer a la gente de que el
universo es un accidente de la naturaleza que se ajusta a leyes reales,
inamovibles que no se pueden trascender, aunque la evidencia esté en
todos lados – según los físicos cuánticos así como los chamanes – de que
simplemente no es así. Aunque todos los días sucedan eventos
milagrosos, que prueban más allá de toda duda que estas leyes pueden
descontinuarse, los escépticos han logrado convencer a la mayoría de la
comunidad científica de que éstos no son válidos. Los físicos
habitualmente ignoran los milagros de sanación, mientras los medios de
difusión ignoran una de las mayores anomalías de nuestro tiempo – los
círculos de las cosechas. Los científicos, especialmente los
historiadores, y geólogos, ignoran las anomalías que no se ajustan a sus
teorías. Las organizaciones religiosas se dedican a ignorar todo
aquello que no se ajuste a su dogma.
La
falsa personalidad convence a la gente de la existencia de enemigos,
los hace creer que ellos deben protegerse contra los demás y deben
destruir al planeta para ponerse a salvo de sus mayores temores.
Por tanto la falsa personalidad propaga su venenosa doctrina de
paradoja, dolor, sufrimiento y muerte a la vez que trata de esconder los
indicios de la verdad de que todos somos uno. No en balde tanta gente
no logra encontrar su propósito. La falsa personalidad está ocupada
creando distracciones. ¡Qué digno oponente es este!
(nota:
esto es pan comido para las energías E.T. invasivas pues se acoplan a
nosotros en y desde estas plataformas egoicas que resuenan con
frecuencias de separación; de aquí la importancia de trascender el ego, y
enfocarnos en la esencia divina y en la conciencia de Dios/Diosa en
cada uno de nosotros: Naat).
La Distracción como Cebo
La falsa personalidad es la conciencia egoica de
la que se habla en el Budismo y conocida como Satanás por los
Cristianos, aunque nunca ha sido una entidad viviente, un diablo. Es
solo una máquina que sigue un conjunto de leyes establecidas que rigen
la maquinaria. La falsa personalidad está programada para brindar distracción.
Todo el que ha educado a niños sabe el éxito que tiene la distracción
cuando se trata de hacer que un niño deje de llorar o de gritar. La herramienta favorita de la falsa personalidad para crear distracción es el pensamiento:
pensamientos interminables de explicación, comparación, juicio,
procesamiento, análisis, cálculos, consideraciones, negaciones,
aceptaciones, argumentaciones, imputaciones, identificaciones y así
sucesivamente. Los humanos han elevado el pensamiento al trono dorado y
lo han proclamado rey. Sin
embargo el pensamiento puede ser un enorme buscapleitos cuando se
separa de su fuente, la mente superior que reside en el corazón. Cuando
el pensamiento se divorcia de la mente superior, es presa del temor.
El parásito quiere mantenerse vivo así que se alimenta de la emoción y especialmente de las emociones turbulentasasociadas con el enojo, la tristeza, el terror, la culpa, la vergüenza, la envidia y así sucesivamente. Por lo tanto para éste es muy importante provocar estos estados emocionales en cada uno de nosotros. El parásito quiere que reaccionemos,
así que nos lanza granadas regularmente esperando que reaccionemos con
alguna de las emociones antes mencionadas. Si reaccionamos, la granada
se activa. Si no reaccionamos la granada se mantiene dormida y puede
dispararse más tarde o no. Si reaccionamos el parásito se refuerza con
el alimento de la emoción que consume, se hace más poderoso y nosotros
más débiles. Si nosotros no reaccionamos entonces éste no tiene nada
que comer y se muere de hambre y somos nosotros los que nos alimentamos
de su energía y nos volvemos más poderosos. En el fondo el juego es muy
simple, comer o ser comido, pero puede jugarse en formas variadas e
ilimitadas lo que lo hace un juego muy convincente.
En
la mayoría de nuestras vidas terminamos perdiendo el juego y somos
comidos. Tratamos de marcar puntos al alcanzar nuestro objetivo de
felicidad, satisfacción y plenitud, aún la dicha y la alegría.
Esperamos tener empleos felices y satisfactorios, tener abundancia,
casarnos bien con nuestra pareja muy deseada y vivir felices para
siempre creando una hermosa familia y ganando el respeto de nuestras
comunidades, colegas y amigos. El
parásito nos lanza granadas continuamente en forma de inquietudes,
preocupaciones, temores, molestias, irritaciones, obstáculos y así
sucesivamente, tratando de desviarnos de nuestros objetivos, teniendo
éxito usualmente. El juego que éste está jugando es el de cebar y consumir. Mayormente
asimilamos el cebo y cambiamos de rumbo hacia los conflictos, las
querellas legales, el divorcio, las venganzas, las trampas, las
traiciones, las pérdidas, las enfermedades y adicciones que brindan buen
alimento para que el parásito lo consuma. Al desarrollar nuestra vida
estamos debilitados por este bombardeo constante hasta que al fin,
exhaustos, morimos de alguna muerte miserable como el cáncer, un
accidente, asesinato, hambruna o suicidio. No es un panorama agradable,
¿verdad? Ahora bien, si solo viviéramos una sola vida como un jugador
con un dólar para gastarlo, no sería un juego interesante porque
estaríamos fuera del juego al momento. Afortunadamente hemos diseñado
el juego de manera que tuviera múltiples intentos y cada vez que
perdemos aprendemos un poco más sobre el arte de ganar. Eventualmente
aprendemos lo suficiente para darle al robot parásito una tunda.
Aprendemos a derrotar a nuestro monstruo y a experimentar la alegría de
la maestría, habiendo aprendido el valor de aquello que teníamos antes y
que quizás no habíamos apreciado.
Dejando de Reaccionar
Entonces, ¿cuál es esta estrategia que aprendemos para derrotar la falsa personalidad? Para comenzar, es la estrategia de no reaccionar.
La falsa personalidad nos ataca en medio de la noche lanzándonos
granadas de problemas. Aquí tenemos varios ejemplos: 1. “esa factura
está vencida y no tienes el dinero para pagarla. Lo perderás todo.
Eres un gran perdedor.” 2. “Ese empleado te está robando. El va a
destruir tu negocio y tu eres muy débil y tonto para ponerle fin”. 3.
“Ese bulto en tu cuerpo es preocupante. A lo mejor es cáncer. El Tío
Jorge murió de cáncer a tu edad. Debías preocuparte bastante”. 4. Ese
sonido extraño en el motor del coche probablemente es un gran problema.
Te va a costar miles de pesos que no tienes. Tienes un gran problema”.
5. “Marta probablemente tiene un romance. Ella regresó tarde a casa
anoche y te está ignorando. Parecía verdaderamente culpable. Ella es
toda una ramera y deberías odiarla. Tu matrimonio se terminó. De todas
formas tú no podrías retener a nadie. Tú apestas”.
¿Entienden
la idea? Estos pensamientos vienen espontáneamente. Aparecen y su
mente los atrapa y comienzan con una serie de preocupaciones que los
dejan sintiéndose ansiosos, deprimidos e indefensos y desesperanzados.
Son granadas que les tiran a ustedes para que el parásito pueda
alimentarse de las emociones reactivas de ustedes. La
clave es no reaccionar. En su lugar adoptan una estrategia de simple
observación, respondiendo con, “Oh, no me digas”. No juzguen el asunto
como bueno o malo, correcto o incorrecto. No respondan tratando de
resolver el problema o cambiar lo que ocurre. Adoptan una conducta de
neutralidad como un consejero matrimonial que escucha las quejas de la
pareja pero no toma partido. Ustedes hacen un escrutinio detallado
de sus sensaciones corporales y notan la tendencia más leve a la
reacción en algún lugar de su cuerpo. Observan con honestidad descarnada
cualquier pensamiento innecesario, emociones inapropiadas, hábitos,
tensión innecesaria. Relajan el estomago y entonces relajan cualquier
área del cuerpo que se esté tensando. Ahora están practicando una
técnica chamánica denominada “No Hacer”. Están deshaciendo cualquier
cosa que el parásito esté tratando de hacerles. Sí, está haciendo algo
pero es una acción mínima. Si ustedes tienen éxito al no quedar
atrapados en el acto de la reacción han utilizado exitosamente una
poderosa práctica chamánica denominada “Detener al Mundo”. Ustedes
declaran una tregua, no hacen nada. Han detenido al mundo cotidiano y
están experimentando simplemente la presencia de la esencia de ustedes
ante esta agresión. El parásito se aburre rápidamente y se va ya que obviamente no hay nada que comer.
Regresará. Regresará 10 000 veces, pero eventualmente no volverá más.
Ese día será un día para el cual merece la pena trabajar. Es el día en
el que el Buda declaró la victoria bajo el Árbol Bodhi de la iluminación
espiritual. El se sentó y se sentó y practicó el No Hacer. El detuvo al
mundo una y otra vez. El fue capaz finalmente de declarar a su psiquis
como una zona libre del parásito para siempre. Cada uno de nosotros
debe hacer eso eventualmente y así termina el juego.
Hay
una gran oportunidad para practicar No Hacer y Detener al Mundo en su
vida cotidiana. Sin embargo, si quieren practicarlo más específicamente
pueden hacerlo de diversas maneras. Pueden ver deliberadamente una
película perturbadora y practicar el No Hacer al observar diversas
escenas diseñadas para que ustedes reaccionen. Una segunda práctica
consiste en seleccionar un video juego emocionante en el que ustedes
tengan que navegar en una ruta llena de obstáculos y si colisionan con
algo mueren. Mi favorito es el popular juego ‘Temple Run’ que pueden
jugar en su teléfono inteligente. El desafío consiste en no sentir
tensión, relajar el estómago haciendo todos sus movimientos rápidos de
manera neutral y calmada. Ustedes se despeñarán por el acantilado,
golpearán el terraplén, serán comidos por el gorila que los persigue o
golpearán los lanzallamas con regularidad y llegarán a observar como
surgen estos sentimientos de atropello o abatimiento con cada error que
cometan. Poco a poco serán capaces de jugar sin ninguna fuga de energía, sin alimentar al parásito, sin drama. ¿Significa
esto que ya no hay diversión? No. Hay un gran placer en sentirse
totalmente efectivos navegando magistralmente en un trayecto sin
tensión. Esto también se aplica a la totalidad de nuestras vidas. El
hecho de que seamos el Buda no quiere decir que la vida no sea
divertida.
José Stevens
Namasté,
“La divinidad en mí percibe y adora a la divinidad en ti”
Naat
parto......