FALSOS MITOS SOBRE LA MEDITACIÓN por Carlos Peral.
En el mundillo de la meditación al igual que en cualquier otro campo de la vida, más aun si son temas no muy publicitados ni muy conocidos por la mayoría, existe la tendencia a crear falsos mitos o creencias que no tienen mucho que ver con la realidad. Ya sabemos que la mente al igual que la naturaleza adolece del famoso “horror vacui”. No soporta el vacio ni la incertidumbre con facilidad y lo que hace es que en base a unos pocos puntos de referencia construye toda una imagen a la que acto seguido pone el sello de real. Pero no es lo real, es solo una creación, una construcción para poder nombrar al mundo sin tener que indagarlo por mi cuenta cada vez que quiero conocer algo. Es cómodo pero no es real, y por lo tanto tampoco es un conocimiento real. Así funcionamos, y precisamente para indagar y descubrir la realidad y la esencia de uno mismo y de todo lo existente es que también meditamos.
El primer falso mito viene del lenguaje y de la confusión entre meditar y reflexionar. Según el diccionario meditar es: Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de una cosa, o discurrir sobre los medios de conocerla o conseguirla. De aquí parte un error de bulto, pues aunque esta definición es válida en nuestro lenguaje, no lo es en el sentido de práctica oriental que tiene la palabra.
Meditar no es pensar ni todo lo contrario.
Meditar no es pensar, pero tampoco es no pensar, dejar la mente en blanco o parar los pensamientos, como ingenuamente se cree cuando uno se aproxima a estos mundos un tanto exóticos. Meditar es darse cuenta de que la mente está generando pensamientos continuamente, y en ese darse cuenta permanecer relajadamente, aun cuando los pensamientos, imágenes y emociones nos cautiven y nos seduzcan o enfaden y emocionen. Observar sin dejarnos llevar por ellos, y si nos llevan darnos cuenta de que nos están arrastrando y volviendo a observar, pero sin luchar contra ellos ni contra mi.
Meditar es la práctica de un estado de atención continuada sobre un objeto, sobre algo que queramos indagar o sobre la propia mente y su naturaleza. Es permanecer en el Ser, vivir, amar, comer y hacer desde esa actitud.
Fuente: http://comomeditar8.wordpress.com/2010/11/23/falsos-mitos-sobre-la-meditacion/
Edición: Grupo Meditación TOLETUM
En el mundillo de la meditación al igual que en cualquier otro campo de la vida, más aun si son temas no muy publicitados ni muy conocidos por la mayoría, existe la tendencia a crear falsos mitos o creencias que no tienen mucho que ver con la realidad. Ya sabemos que la mente al igual que la naturaleza adolece del famoso “horror vacui”. No soporta el vacio ni la incertidumbre con facilidad y lo que hace es que en base a unos pocos puntos de referencia construye toda una imagen a la que acto seguido pone el sello de real. Pero no es lo real, es solo una creación, una construcción para poder nombrar al mundo sin tener que indagarlo por mi cuenta cada vez que quiero conocer algo. Es cómodo pero no es real, y por lo tanto tampoco es un conocimiento real. Así funcionamos, y precisamente para indagar y descubrir la realidad y la esencia de uno mismo y de todo lo existente es que también meditamos.
El primer falso mito viene del lenguaje y de la confusión entre meditar y reflexionar. Según el diccionario meditar es: Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de una cosa, o discurrir sobre los medios de conocerla o conseguirla. De aquí parte un error de bulto, pues aunque esta definición es válida en nuestro lenguaje, no lo es en el sentido de práctica oriental que tiene la palabra.
Meditar no es pensar ni todo lo contrario.
Meditar no es pensar, pero tampoco es no pensar, dejar la mente en blanco o parar los pensamientos, como ingenuamente se cree cuando uno se aproxima a estos mundos un tanto exóticos. Meditar es darse cuenta de que la mente está generando pensamientos continuamente, y en ese darse cuenta permanecer relajadamente, aun cuando los pensamientos, imágenes y emociones nos cautiven y nos seduzcan o enfaden y emocionen. Observar sin dejarnos llevar por ellos, y si nos llevan darnos cuenta de que nos están arrastrando y volviendo a observar, pero sin luchar contra ellos ni contra mi.
Meditar es la práctica de un estado de atención continuada sobre un objeto, sobre algo que queramos indagar o sobre la propia mente y su naturaleza. Es permanecer en el Ser, vivir, amar, comer y hacer desde esa actitud.
Fuente: http://
Edición: Grupo Meditación TOLETUM
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