(Por Julio Andrés Pagano)
Este mensaje contiene el poder alquímico de la oración. Su espíritu despierta, en cada corazón, la claridad de la confianza, para que todos nos levantemos y nos pongamos en acción, creando una brillante revolución consciente, que transmute el miedo, la indiferencia y el dolor en sanas y luminosas frecuencias que se nutran del amor para que podamos evolucionar sintiendo. Este es el tiempo clave de abrirnos, recordar y compartir, para poder sonreír, siendo paz en el caos.
Hay tensión, agitación, y muchas
emociones contenidas que parecen estar a punto de estallar. Quienes saben cómo
manipular, y pretenden perpetuar la vibración del miedo, incitan a pelear con la
excusa de que así se logran los cambios. Pero no es a través de la violencia y
la represión que se restaura la calma, sino aprendiendo a amar, siendo
solidarios, animándonos a perdonar y volviéndonos más y más responsables del
presente que plasmamos al pensar, sentir y actuar.
Esa es la gloriosa revolución consciente
que internamente somos llamados a impulsar. Esa es la fulgurante transformación
humana que estamos destinados a consolidar, al sumar y entrelazar nuestros dones
y talentos. Por eso es vital recordar que por más insignificantes que pretendan
hacernos creer, todos tenemos algo muy valioso que aportar si nos atrevemos a
sentir y somos fieles a nuestra sabia voz interior, que nos orienta a confiar y
vibrar en la frecuencia del amor.
Cuando la oruga se transforma en
mariposa, y siente el liberador impulso de volar, no es capaz de dimensionar que
su delicado aleteo influirá en el entramado de todo el universo. Lo mismo ocurre
cuando nos sintonizamos con la Madre Tierra y desplegamos nuestras alas abriendo
el corazón: no podemos cuantificar el multicolorido alcance de tal hermosa y
sutil armonía, pero, a través de su brillo, las estrellas confirman que nutrimos
de infinita gracia a toda la creación.
La paz no se compra, ni se vende. Tampoco
es producto del azar. Es un equilibrado estado de consciencia del que todos
podemos disfrutar si nos damos el permiso interno de jugar, porque es jugando a
descubrir las enseñanzas ocultas como, sonriendo, aprendemos a transmutar el
miedo, la indiferencia y dolor, en mágicas oportunidades para que la luz del
amor se exprese. Este es el poder de la oración, que hoy abraza tu corazón para
que sigas siendo paz en el caos.
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